lunes, 22 de marzo de 2010

Appetite for destruction

El otro día Juan Pablo me invito a su cumpleaños. Una reunión informal en casa de sus padres. Una excusa para juntar a los peques, y que el mío conociera a sus sobrinos. Y fue un éxito. Claro que si.

Allí me presento a Erik. Llevaba mucho tiempo que no me encontraba a alguien que le gustaran tanto los comics como a mí. Que suerte la mía. Que mala suerte para los demás, porque creo que nos pasamos de frikys y quizás monopolizamos la conversación hablando de comics y videojuegos. Frank miller, lobezno, el God of war, la playstation 3. Lo siento, lo siento. Pero yo salí encantado. Me pareció un tío genial y ya tenéis su blog en enlaces de interés.

Unos días después, pensando en las casualidades de la vida, en las aficiones comunes, y en las cosas de las que no hable con Erik, me di cuenta, que gracias a Dios, no hablamos de gustos musicales. Lo único que me comento es que tenia una Gibson Les paúl. Y solo por ese dato, se que hubiéramos terminado de aburrir hasta a su niña de 6 meses.

Me acorde también del tiempo que hacia que no entraba en una tienda de discos a mirar portadas de cds, como hice el otro día con Alfonso y Andrés. Así que pensando y pensando (como siempre), caí en que llevaba mucho tiempo sin hacer una entrada sobre música. Que tenía esta faceta muy abandonada. Por lo que he decidido iniciar una serie de entradas que voy a titular “Lps imprescindibles”. Y en honor a Erik y su Gibson, voy a comenzar por:

LPS IMPRESCINDIBLES. Primera Parte.
Guns and Roses. “Appetite for destruction
A finales de los 80, mis preferencias musicales eran casi en exclusiva grupos españoles, generalmente de la movida. Y aunque mis amigos, casi todos ellos amantes del “heavy”, no hacían más que pasarme casettes de ese tipo de música, no conseguía que me gustaran más de una o dos canciones de cada grupo.

Y entonces, como un cañonazo, Axel Rose me cogiò de la pechera de mi cazadora vaquera y encarándose a mi me dijo –“Estate a lo que tienes que estar”-. Detrás de él, Slash, sombreo de copa incluido, asentía. Los demás, Duff McKagan, Izzy Stradlin y Steven Adler, me miraban con cara de “a ver si nos centramos”.

Que razón tenían. Creo que este es el Disco que más veces he escuchado, de principio a fin, en mi vida. Desde el primer riff de guitarra del “Welcome to the jungle”, pasando por la estridente batería del “Paradise city” o el inconmensurable “Sweet child o’mine”. Este disco me mostró el camino.

Aun recuerdo cuando nos juntábamos en el sótano de un local donde trabajaba un colega. Fernando llevaba una Gibson Les paúl. Sergio, una Fender Stratocaster. Y el toci, la Ibanez Universe UV77MC, la guitarra de 7 cuerdas que diseñó Steve Vai, y que por aquel entonces no habría más de diez en España. Altavoces Marshall y un par de pedaleras. El escándalo era impresionante y creo que este disco lo tocaban enterito.

Acabo de ponérmelo mientras escribía esto y, joder, que buenos son. Ya no se hacen grupos como este. Llevaba mucho tiempo sin escuchar el lp entero, aparte de tener la canción que està debajo como melodía en el móvil.




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